Opinión

Sinergia entre Normativa Ambiental y Tecnología para el Manejo de la Calidad del Aire

Pamela Castillo 

Líder Zona Sur

AyT Servicios Ltda.

Históricamente, la industria de celulosa y papel ha sido percibida como un sector de alto impacto ambiental, especialmente en lo que respecta a la contaminación atmosférica y la emisión de olores. No obstante, impulsada tanto por el fortalecimiento de la normativa ambiental como por la creciente conciencia social respecto a la sostenibilidad, en las últimas décadas esta industria ha experimentado un cambio significativo hacia prácticas más responsables.

En 2021 comenzó la segunda revisión de la Norma de Emisión de Compuestos TRS, un proceso que incorpora análisis comparativos con normativas internacionales, informes de cumplimiento y avances tecnológicos. Esta revisión busca proponer alternativas efectivas para minimizar la percepción de olores, mediante un mayor control de los procesos en las fuentes de emisión. Es en este contexto donde la tecnología se convierte en un aliado fundamental.

En las últimas décadas, las soluciones tecnológicas han evolucionado de forma notable, pasando de instrumentos voluminosos y de uso exclusivo en laboratorio a dispositivos cada vez más compactos, portátiles y precisos. Un claro ejemplo de esta evolución es el uso de técnicas cromatográficas que hoy permiten realizar mediciones en terreno de compuestos azufrados como H₂S, SO₂, MM, EM, DMS, DMDS y DES, entre otros. Asimismo, en el caso de los hidrocarburos, se dispone de analizadores capaces de detectar cadenas livianas y pesadas (C₂–C₆; C₆–C₁₂), COVs, BTEX, etc.

Nuestra representada, Chromatotec, ofrece soluciones que optimizan el control operacional asociado a estas emisiones, posibilitando una identificación más precisa de las fuentes de emisión por área.

El avance tecnológico no se detiene. Hoy, soluciones como los nodos Bettair, que integran inteligencia artificial, representan una alternativa económica para la cuantificación de gases, con un nivel de correlación óptimo (r = 0,9) respecto a métodos de referencia. Esto permite no sólo medir, sino también optimizar procesos de manera continua y eficaz.

El futuro de esta industria dependerá de su capacidad para adaptarse y evolucionar en un entorno regulatorio que exige un compromiso real con la sostenibilidad. Si bien la tecnología es una herramienta imprescindible, su verdadero impacto radica en una implementación acompañada por una genuina responsabilidad ambiental por parte de las empresas.