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Entrevista

Marianne Hermanns

Gerente  Medio Ambiente

Gestión ambiental con visión de futuro

La destacada profesional repasa su trayectoria en el sector público y privado, abordando los principales desafíos ambientales en la industria de la celulosa y el papel. Con una mirada estratégica, destaca la importancia de anticiparse a las regulaciones, mejorar continuamente el desempeño ambiental y fortalecer la colaboración con el Estado, las comunidades y el entorno científico-técnico.

“Después de egresar del Colegio Alemán de Concepción, decidí estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Concepción”, recuerda Marianne Hermanns. Durante su formación universitaria, combinó los tradicionales cursos del sector celulosa y papel con asignaturas emergentes de medio ambiente, una decisión que marcó el enfoque de su carrera. “Fue una manera de prepararme para un mundo productivo más exigente, que ya demandaba procesos más responsables y sostenibles”, comenta.

Aunque no ha cursado postgrados formales por razones familiares, ha complementado su formación con diversos cursos de especialización técnica, un desafío que espera retomar en el mediano plazo. “El aprendizaje continuo es clave para aportar valor en una industria que evoluciona constantemente”, sostiene.

En 2014 asumió el desafío de convertirse en Seremi de Medio Ambiente en la Región del Biobío. “Recibí la invitación con sorpresa, pero también como un reconocimiento a mi trayectoria profesional y a la credibilidad construida con años de trabajo técnico”, explica. A pesar de lo desafiante del contexto político y familiar, Hermanns lideró importantes avances en calidad del aire, planes de descontaminación por material particulado, recambio de calefactores, y restauración de áreas afectadas por incendios forestales con especies nativas. “Implementamos programas inéditos en esa época, que lograron vincular la gestión pública con la participación ciudadana y la innovación ambiental”, señala. Su gestión también coincidió con la entrada en operación de la Superintendencia del Medio Ambiente, marcando un cambio profundo en la institucionalidad ambiental chilena. “Fue un periodo intenso, pero enriquecedor, donde aprendimos a navegar entre la política, la técnica y la gestión de territorio en una región industrializada y diversa”.



Industria celulósica: sostenibilidad como eje de gestión

Desde su actual vereda en ARAUCO, Hermanns impulsa una agenda ambiental centrada en la mejora continua del desempeño de las plantas de celulosa. “No basta con cumplir la norma, el verdadero desafío es superarla, anticiparse a los cambios regulatorios y generar valor desde la sostenibilidad”, afirma. Su labor abarca desde la verificación de cumplimiento legal hasta la implementación de proyectos estratégicos como la valorización total de residuos industriales no peligrosos al año 2030.

“Hemos desarrollado productos como mejoradores de suelo, que devuelven nutrientes al ecosistema forestal, cerrando ciclos bajo principios de economía circular”, explica. En paralelo, ARAUCO trabaja en la optimización de recursos hídricos, reducción de emisiones, control de olores y monitoreo ambiental constante. “Uno de los focos ha sido reducir el impacto por olores en las plantas de celulosa, a través de mejoras tecnológicas, ajustes operacionales y, sobre todo, un cambio cultural dentro de la operación”, sostiene.

La empresa también ha implementado un modelo de prevención de delitos ambientales, junto con robustecer los procesos de evaluación ambiental de nuevos proyectos. “Buscamos evaluar tempranamente los impactos, generar instancias de diálogo técnico con el Estado y actuar con transparencia ante las comunidades”, comenta.

Mirando al futuro, Hermanns identifica desafíos estructurales para el sector: “Debemos avanzar en replantación, prevención de incendios forestales, investigación de su origen y fortalecimiento de la seguridad rural”. También destaca la importancia del rol del sector en la mitigación del cambio climático, mediante la captura de CO₂, generación de energía renovable y sustitución de materiales fósiles. “La celulosa y los productos derivados de la madera son, por su carácter renovable, los materiales del futuro”, afirma.

Sobre el vínculo con organismos públicos, resalta el valor del trabajo colaborativo. “Participamos activamente en procesos de elaboración normativa, entregando antecedentes técnicos y abriendo nuestras operaciones a la autoridad”, indica. La experiencia conjunta en la delimitación del Santuario de la Naturaleza en la desembocadura del río Carampangue, en la comuna de Arauco, es un ejemplo concreto: “Junto a autoridades, academia y comunidad, entregamos información científica para definir su polígono de protección y avanzar en un plan de manejo sustentable”, concluye.